Obtener una mirada seductora y atractiva
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Obtener una mirada seductora y atractiva
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Elementos necesarios:
Una tela de color rojo
Un espejo de mesa
Una vela roja
2 rosas rojas
Una copa de anís o licor afrutado que nos guste.
Realizacion:
Por la noche,. Coloca la tela cubriendo una mesilla o tocador y
pon encima el espejo. Enciende la vela delante, de forma que su llama se
refleje en él, pon una rosa a cada lado y apaga las otras luces. Siéntate
frente a estos elementos y, si lo deseas, bebe a sorbos la copa de licor,
preparando tu ánimo para el hechizo.
Coge la rosa de la derecha con esa misma mano y mírate en el
espejo a través de la vela de forma que su llama ilumine en el espejo tu ojo
izquierdo.
Luego haz la misma operación a la inversa, usando la rosa de la
izquierda y el ojo derecho. A continuación retira la vela a un lado y coge una
rosa en cada mano. Mírate fijamente al espejo mientras cuentas muy despacio
hasta siete, concentrándote en la intensidad y brillo sensual que está
adquiriendo tu mirada.
Pon las rosas en un florero con agua de río, lluvia o manantial en
tu habitación y quítalas antes de que se marchiten.
Resultado:
La intensidad que has visto durante unos segundos en el espejo, se
hará poco a poco natural en tu mirada. En especial en los dos.
Elementos necesarios:
Una tela de color rojo
Un espejo de mesa
Una vela roja
2 rosas rojas
Una copa de anís o licor afrutado que nos guste.
Realizacion:
Por la noche,. Coloca la tela cubriendo una mesilla o tocador y
pon encima el espejo. Enciende la vela delante, de forma que su llama se
refleje en él, pon una rosa a cada lado y apaga las otras luces. Siéntate
frente a estos elementos y, si lo deseas, bebe a sorbos la copa de licor,
preparando tu ánimo para el hechizo.
Coge la rosa de la derecha con esa misma mano y mírate en el
espejo a través de la vela de forma que su llama ilumine en el espejo tu ojo
izquierdo.
Luego haz la misma operación a la inversa, usando la rosa de la
izquierda y el ojo derecho. A continuación retira la vela a un lado y coge una
rosa en cada mano. Mírate fijamente al espejo mientras cuentas muy despacio
hasta siete, concentrándote en la intensidad y brillo sensual que está
adquiriendo tu mirada.
Pon las rosas en un florero con agua de río, lluvia o manantial en
tu habitación y quítalas antes de que se marchiten.
Resultado:
La intensidad que has visto durante unos segundos en el espejo, se
hará poco a poco natural en tu mirada. En especial en los dos.
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